
“Cultiva la resiliencia: tu fortaleza se forja en la adversidad.”
Como el acero que se templa con fuego y agua, tu carácter se fortalece a través de las pruebas. La resiliencia no es la ausencia de dificultades, sino la capacidad de doblarse sin romperse, de aprender y adaptarse ante la adversidad.
Imagina un árbol que crece en una colina ventosa. Sus ramas se inclinan, sus raíces se aferran más fuerte. Cada embate del viento lo hace más robusto. Tu energía diaria debe incluir el desarrollo de esta fortaleza interior. Ten el aliento para superar lo que se presente.