“La dicha profunda es como un eco: cuanto menos forcejeas por atraparla, más claramente resuena.”

Intentar ser feliz es como perseguir un eco en el bosque: cuanto más corres tras él, más se aleja. Pero cuando te detienes y respiras profundamente, de pronto lo escuchas con total claridad.

La verdadera alegría llega como subproducto de una vida vivida con autenticidad, no como trofeo por alcanzar. Es esa sensación que te invade cuando estás tan inmerso en lo que amas que olvidas estar buscando la felicidad. En ese olvido radica su encuentro.