“El éxtasis cotidiano vive en los detalles que pasamos corriendo: la textura de la corteza de un árbol, el juego de luces en una burbuja de jabón.”

En nuestro afán por grandes momentos de felicidad, pasamos por alto las pequeñas maravillas que pueblan cada día. Como quien busca un tesoro lejano pisando monedas de oro en su propio jardín.

El verdadero lujo emocional está en esos microplaceres gratuitos pero profundos: observar los patrones de las nubes, notar cómo cambia la luz según la hora, maravillarse con la perfección geométrica de una flor. La vida está tejida de estos instantes sagrados disfrazados de ordinarios.