“El gozo profundo es como un árbol frutal: no inspecciones sus raíces, simplemente disfruta su sombra y sus dones.”

A veces analizamos tanto nuestra felicidad que la ahogamos en preguntas. Como ese dicho zen: "No confundas el dedo que señala la luna con la luna misma". La dicha es para ser vivida, no diseccionada.

Cuando dejas de cuestionar cada momento de alegría y simplemente te sumerges en él, descubres una profundidad que los análisis nunca revelarán. A veces el camino más sabio es cerrar los libros de psicología y abrir simplemente los brazos al presente que te ofrece sus frutos.