“La dicha reside en la arquitectura invisible de nuestros pensamientos positivos.”

Nuestra mente es el arquitecto de nuestra experiencia. Si construimos con ladrillos de optimismo y cemento de esperanza, erigiremos un templo de dicha interior, independientemente de las circunstancias externas. La manera en que interpretamos los eventos moldea la calidad de nuestra alegría.

Es como si tuviéramos un prisma particular a través del cual vemos el mundo. Si este prisma está limpio y enfocado en la luz, todo brillará con un gozo renovado. Aprender a enfocar nuestros pensamientos en lo constructivo es la clave para diseñar una vida rebosante de satisfacción.