“El amor verdadero no es un hallazgo, sino una creación constante, como moldear arcilla bajo la luna.”

A menudo pensamos en el amor como un descubrimiento, como tropezar con un tesoro escondido. Sin embargo, la realidad es que el amor más duradero es un acto de voluntad y dedicación diaria.

Visualiza a un artesano trabajando la arcilla. Al principio, es solo un bloque amorfo, pero con paciencia, habilidad y una visión clara, le da forma, lo refina y lo embellece. El enamoramiento apasionado necesita esa misma labor continua. Cada gesto de amabilidad, cada palabra de aliento, cada sacrificio compartido es una pincelada en el lienzo de la relación, asegurando que su belleza perdure y se profundice.

Es un ritual de devoción que florece con el tiempo.