“Sé el arquitecto de tu destino; tu tenacidad es el cemento que une los ladrillos de tus acciones y edifica tu grandeza.”

Nuestros sueños y aspiraciones son como los planos de una gran edificación. Cada acción que emprendemos es un ladrillo.

La tenacidad actúa como el cemento invisible pero indispensable que une cada ladrillo, asegurando la solidez y la coherencia de la estructura. Sin ella, los ladrillos se desmoronarían, y la obra quedaría incompleta o inestable.

Es la determinación persistente en colocar cada ladrillo en su lugar, en asegurar que la mezcla sea fuerte y que la construcción avance, la que finalmente da forma a la magnífica obra de nuestro destino.