“La semilla de tu éxito germina en el surco de tu tenacidad.”

Imagina una pequeña semilla, insignificante a primera vista, enterrada en la tierra dura. La perseverancia es esa agua constante, ese sol paciente que, día tras día, nutre esa semilla. No es la fuerza bruta, sino la constancia inquebrantable lo que la impulsa a romper la corteza, a buscar la luz y a convertirse en algo majestuoso.

Cada esfuerzo, cada pequeño paso hacia tu meta, es un acto de regar esa semilla. La resistencia al desaliento, la firmeza ante los obstáculos, son el abono que la nutre. No te desesperes si el crecimiento parece lento; la tenacidad es la promesa de que, bajo la superficie, la vida se abre camino con una determinación silenciosa pero poderosa.