“La resistencia es la melodía que rompe el silencio de la rendición.”

El camino hacia cualquier meta valiosa rara vez es una sinfonía serena; a menudo resuena con las notas discordantes de la frustración y el desaliento. Sin embargo, es la resistencia, esa melodía interna que se niega a ser silenciada, la que transforma el cacareo de la duda en una marcha triunfal.

Piensa en un músico que, a pesar de los dedos torpes en las primeras prácticas o de las críticas iniciales, continúa afinando su instrumento, repitiendo las escalas hasta que la música fluye con fluidez. Cada nota practicada es un acto de perseverancia.

Esta tenacidad no es la ausencia de cansancio, sino la decisión de seguir tocando, de encontrar la armonía incluso en los compases más difíciles, hasta que la obra maestra de nuestro esfuerzo resuene clara y potente.