“La tenacidad no es la ausencia de miedo, sino el coraje para avanzar a pesar de él.”

En el sendero de la vida, el temor es una sombra que busca detener nuestros pasos. Sin embargo, la verdadera fuerza reside en la tenacidad, esa chispa interna que nos impulsa a seguir adelante, incluso cuando las rodillas tiemblan y la incertidumbre nubla el horizonte.

Imagina a un escalador enfrentando una pared vertical, con vientos que amenazan con despeñarlo. No es que no sienta el vértigo; es que su determinación es más fuerte que el abismo. Cada agarre es un acto de fe, una batalla ganada contra la duda.

Así, la tenacidad nos enseña que la valentía no es la ausencia de temor, sino la firmeza de propósito que nos permite superar las barreras emocionales y físicas, haciendo de cada avance un triunfo del espíritu.