“Conviértete en el arquitecto de tu propia serenidad, ladrillo a ladrillo.”

La paz interior no es un regalo que se recibe del exterior, sino una estructura que construyes tú mismo, con intencionalidad y cuidado. Piensa en tu mente como un sitio de construcción, donde cada pensamiento y acción son ladrillos.

La inspiración para esta construcción proviene de elegir conscientemente pensamientos que fomenten la calma y la claridad. Que el aliento te motive a colocar cada ladrillo con la misma atención que un maestro artesano.

Así, día tras día, edificarás un santuario de serenidad que te sostendrá en medio de cualquier tormenta.