“El arte de empezar reside en la valentía de dar el primer latido.”

A menudo, la mayor dificultad no está en el camino que debemos recorrer, sino en el primer paso. Nos paraliza la magnitud de la tarea, el miedo al fracaso, la duda sobre nuestra propia capacidad.

Sin embargo, cada gran proyecto, cada logro monumental, comenzó con un único y decidido latido. La valentía para dar ese primer paso, para iniciar la acción, es la que siembra la semilla del éxito. Imagina un músico que, ante un auditorio vacío, decide tocar la primera nota de una sinfonía: ese acto solitario es el preludio de la obra completa.