
“Que tu amanecer sea un faro, no un espejo de ayer.”
Cada nuevo día se presenta como una oportunidad en blanco, un lienzo esperando la tinta de nuestras acciones. No permitamos que las sombras del pasado empañen la claridad de este presente. La verdadera fuerza reside en enfocarnos en el horizonte que se despliega, absorbiendo el aliento fresco de las posibilidades.
Imagina un corredor que, tras una carrera difícil, no se detiene a lamentar los tropiezos, sino que enfoca su mirada en la meta venidera. Ese es el espíritu del hoy: un nuevo comienzo, un impulso revitalizador que nos invita a pintar nuestro futuro con colores vibrantes, aprovechando la energía que emana de cada amanecer.