“El gozo se esconde en la arquitectura de las pequeñas victorias, no solo en los monumentos del éxito.”

A menudo, desestimamos la importancia de los logros cotidianos, esperando la gran ovación o el reconocimiento monumental para sentirnos dichosos. Sin embargo, la felicidad genuina se construye ladrillo a ladrillo, en cada pequeño paso que damos con intención y entusiasmo. Piensa en la construcción de una catedral; su magnificencia se debe a la meticulosa colocación de cada piedra, no a una sola pieza maestra. Celebra tus avances, por modestos que parezcan, porque son los cimientos de una vida plena y alegre.