“La alegría verdadera es el idioma universal que las almas cantan cuando se reconocen en la luz del otro.”

La conexión humana es una fuente inagotable de felicidad. Cuando encontramos resonancia en otra persona, cuando nuestras esencias se encuentran y se reflejan mutuamente, se desata una música interior. Es como dos notas musicales que, al unirse, crean una armonía más rica y profunda. Esta dicha compartida trasciende las palabras; es una comprensión tácita, un reconocimiento de la chispa divina que ambos compartimos, creando un coro de bienestar.