“El gozo reside en la sencillez de ser, liberado de la necesidad de probar.”

En un mundo que a menudo nos impulsa a demostrar nuestro valor, a "ser alguien", olvidamos que la mayor fuente de gozo se encuentra en la simple existencia, en el "ser" sin adornos ni pretensiones.

Piensa en un árbol. No necesita esforzarse por ser un árbol; simplemente lo es. El gozo intrínseco fluye cuando dejamos de buscar la aprobación externa y nos permitimos existir plenamente, aceptando nuestra naturaleza, nuestros ritmos y nuestras imperfecciones. Es la libertad de ser, sin la carga de la autojustificación.