“El placer se cultiva en el jardín de la atención plena.”

El placer se cultiva en el jardín de la atención plena.

La atención plena es como la tierra fértil donde las semillas de la felicidad pueden germinar y florecer. Cuando prestamos atención consciente a los momentos, a las sensaciones, a las personas que nos rodean, abrimos la puerta a experiencias placenteras que de otro modo pasarían desapercibidas.

Es la diferencia entre mirar una pintura y realmente verla, apreciando cada pincelada. Este tipo de gozo requiere práctica, pero sus frutos son una satisfacción profunda y una alegría sostenida. El bienestar se ancla en la capacidad de estar plenamente presente para disfrutar de la vida.