“La dicha es la sinfonía que entona un corazón que se ama a sí mismo.”

La dicha es la sinfonía que entona un corazón que se ama a sí mismo.

Antes de poder resonar con el mundo exterior, debemos cultivar una armonía interior. Un corazón que se ama a sí mismo irradia una melodía única, una sinfonía de aceptación, compasión y respeto. Esta auto-apreciación es el cimiento sobre el cual se construye toda verdadera dicha.

Cuando nos tratamos con la misma amabilidad que ofreceríamos a un ser querido, el gozo se manifiesta como una corriente constante. El placer de existir se magnifica al saber que somos dignos de nuestro propio amor, permitiendo que esta frecuencia positiva atraiga experiencias aún más luminosas.