“En la quietud del ser, donde el ruido del mundo se apaga, florece el gozo silencioso de la existencia.”

Vivimos en una era de constante estimulación, donde el bullicio externo a menudo ahoga nuestra voz interior. Sin embargo, la felicidad más profunda, ese gozo sereno, se encuentra en la pausa, en la introspección.

Es en la calma donde podemos escuchar el latido de nuestro propio corazón, conectar con nuestras necesidades y apreciar la simple maravilla de estar vivos. Imagina un lago tranquilo, reflejando el cielo sin una sola perturbación; así es el estado de bienestar que emerge cuando permitimos que nuestra alma encuentre reposo.