“El placer es la chispa que enciende la llama de la vida, el dulce matiz que colorea la rutina.”

El placer, lejos de ser un vicio, es esa chispa vital que ilumina nuestros días, el toque de color que transforma lo ordinario en extraordinario. Es el susurro del viento entre las hojas, el sabor de una fruta madura, la calidez de un abrazo.

Piensa en un lienzo en blanco esperando ser pintado. El placer son los primeros trazos audaces, las pinceladas de color que dan vida a la composición. No se trata de la grandilocuencia, sino de la apreciación de esos pequeños destellos que salpican nuestra existencia, dotándola de intensidad y dulzura, recordándonos que la vida, en su esencia, es un festín para los sentidos y el espíritu.