“El verdadero gozo no reside en evitar los tropiezos, sino en danzar a pesar de ellos.”

Esta frase nos invita a reconsiderar nuestra percepción de la dicha. A menudo asociamos la felicidad con la ausencia de problemas, buscando una vida exenta de dificultades.

Sin embargo, la vida está inevitablemente entrelazada con desafíos. La clave no está en huir de ellos, sino en aprender a bailar, a encontrar alegría y bienestar incluso en medio de la tormenta.

• Aceptar los tropiezos como parte del camino.
• Aprender y crecer de cada experiencia.
• Cultivar la resiliencia y la capacidad de adaptación.

Encontrar la satisfacción no significa que nunca caeremos, sino que nos levantaremos con más fuerza, encontrando placer y dicha en el proceso de superar cada obstáculo. Es en esa danza, en ese movimiento constante a pesar de las adversidades, donde reside la verdadera felicidad. No es la ausencia de caídas, sino la valentía de levantarse siempre.