“Permítete el lujo de la simple existencia, pues en la quietud de ser radica la dicha que el mundo no puede ofrecer.”

Esta frase invita a la introspección y a encontrar la felicidad en la propia esencia, más allá de las posesiones o logros externos.

La capacidad de simplemente existir, de estar presente en el momento sin necesidad de hacer o tener algo, es una fuente de gozo que el consumismo y la gratificación instantánea a menudo ocultan. Imagina un árbol centenario, cuya majestuosidad reside en su ser, no en lo que posee. Esa paz intrínseca es la dicha más pura y accesible.