“La devoción es la brújula del corazón que siempre apunta al norte del bienestar del otro.”

La devoción actúa como una brújula interna infalible. Su aguja, guiada por un afecto profundo, siempre señala la dirección del bienestar y la felicidad de la persona amada.

No se trata de una obediencia ciega, sino de una orientación constante hacia el cuidado y el apoyo. Cada decisión, cada acción, está influenciada por este norte, asegurando que las necesidades y los anhelos del otro sean una prioridad.