“La pasión es el torbellino que renueva el jardín del amor.”

Sin la vitalidad de la pasión, incluso el afecto más profundo puede caer en la monotonía. La pasión, entendida no solo como deseo físico sino como un entusiasmo arrollador por la vida y por el otro, actúa como un torbellino que revitaliza y transforma.

Imagina un jardín que necesita ser aireado y enriquecido para seguir dando flores. La pasión es ese viento fresco y esa tierra fértil que renuevan la energía, manteniendo viva la chispa y la conexión. Es la fuerza que nos impulsa a explorar, a crear y a redescubrir continuamente la maravilla de la relación.