“Donde otros ven un muro, el persistente ve un peldaño hacia el cielo.”

Observa el muro. Para la mayoría, es una barrera intransitable, un punto final. Pero para aquel cuya resistencia es indomable, ese mismo muro se transforma. Ya no es un obstáculo, sino una oportunidad de crecimiento, una serie de niveles esperando ser conquistados.

Cada grieta, cada saliente, se convierte en un apoyo, un punto de anclaje para ascender. La fuerza de la persistencia reside en esta perspectiva: la capacidad de reinterpretar los desafíos no como finales, sino como escalones. Así, ladrillo a ladrillo, con una determinación férrea, se eleva, superando la aparente imposibilidad para tocar las estrellas.