
“El espíritu indomable no se ahoga en la adversidad, sino que aprende a nadar en ella.”
El espíritu indomable no se rinde ante las dificultades; las abraza. Es la capacidad de adaptarse y prosperar incluso en las condiciones más adversas, aprendiendo a navegar las aguas turbulentas con habilidad y a emerger más fuerte de la experiencia.