“La raíz de la tenacidad se nutre en el barro de la duda.”

La constancia no siempre nace de la certeza, sino a menudo de la lucha interna. Como una planta que, empujada por una fuerza invisible, busca la luz a través de la tierra densa y oscura, nuestra determinación se forja en los momentos en que las sombras de la incertidumbre nos acechan.

Es en ese fango, donde las esperanzas parecen ahogarse, que la fuerza vital de la persistencia echa raíces profundas. Cada paso adelante, aunque incierto, es un acto de fe que alimenta esa germinación interna, permitiéndonos eventualmente alcanzar la altura deseada.