“La memoria de la semilla no olvida su potencial de árbol, incluso bajo el invierno más crudo.”

Incluso cuando la tierra está helada y todo parece muerto, la semilla guarda en sí la firmeza inquebrantable de su propósito. Su resistencia al frío es una promesa silenciosa de vida futura.

Esta perseverancia latente nos enseña a mantener la fe en nuestros objetivos, incluso en los periodos de aparente estancamiento o dificultad. Es la determinación interna la que nos permite esperar el momento adecuado, sabiendo que el potencial reside dentro de nosotros, esperando pacientemente la primavera para manifestarse.