“El eco de tus pasos persistentes resuena más allá del silencio.”

En la quietud de los momentos difíciles, cuando el aplauso del mundo se desvanece, es el sonido de nuestros propios pasos, firmes y constantes, el que nos impulsa. La perseverancia es ese ritmo interno.

Esta firmeza, esta resistencia ante la adversidad, crea una resonancia propia. No necesitamos aprobación externa; la validación reside en la constancia de nuestro esfuerzo. El eco de esos pasos, día tras día, construye una sinfonía de logros que trasciende el silencio y la duda.