
“El viajero no se detiene ante el camino cubierto de espinas.”
La persistencia ante los obstáculos es un arte. El camino que se presenta difícil, cubierto de zarzas, no es una invitación a rendirse, sino una prueba para quien anhela llegar a su destino.
Cada espina es un recordatorio de que el camino no es fácil, pero también una señal de que estamos avanzando. Nuestra tenacidad se mide en cómo sorteamos o atravesamos esas espinas, sin permitir que nos detengan. Es la voluntad de seguir adelante, a pesar del dolor momentáneo.