
“El río talla el cañón con su murmullo constante.”
Esta metáfora evoca el poder de la resistencia acumulada. Un río, aparentemente suave, logra transformar paisajes a lo largo de eones a través de su fluir ininterrumpido.
Nuestra determinación funciona de manera similar. No se trata de la fuerza de un solo acto, sino de la tenacidad de mantenernos en movimiento, de permitir que nuestro esfuerzo continuo acte como ese río. La constancia, incluso en su forma más serena, puede erosionar las barreras más formidables.