“La persistencia labra el camino, la determinación lo ilumina y la resistencia lo convierte en destino.”

Esta frase busca encapsular la esencia de la perseverancia, mostrándola no solo como una fuerza, sino como un proceso transformador.

La persistencia, como la constante gota que horada la piedra, es la base. No se trata de un arrebato momentáneo, sino de una constancia inquebrantable. Sin embargo, la persistencia por sí sola puede ser ciega.

Es ahí donde entra la determinación, la luz que guía nuestros pasos, asegurándonos de que cada esfuerzo tenga un propósito claro. La tenacidad nos ancla a ese propósito, incluso cuando la oscuridad amenaza con desviarnos.

Finalmente, la resistencia es la capacidad de levantarnos una y otra vez, transformando cada obstáculo en un peldaño. Es la firmeza que nos permite convertir el camino labrado con esfuerzo en un destino alcanzado, un logro tangible que nos define.

Con ella, alcanzamos:
• Nuestras metas
• Nuestros objetivos
• Nuestros sueños