“La resistencia no es solo aguantar, es aprender a danzar con la adversidad.”

Ser resistente no significa ser un roble inmóvil ante el vendaval, sino ser una caña que se dobla pero no se quiebra, que encuentra el ritmo de la adversidad. Es observar cómo las rachas de viento, en lugar de derribarte, te enseñan nuevas formas de equilibrio. Cada caída se convierte en una oportunidad para levantarse con más gracia y sabiduría, adaptándose al compás de los desafíos.