“Donde la corriente se obstina, la roca se modela, no se quiebra.”

La vida, como un río caudaloso, a menudo presenta rocas que parecen insuperables. La resistencia no consiste en eliminar los obstáculos, sino en adaptarnos a ellos, en encontrar la forma de fluir a su alrededor sin perder nuestro curso. La tenacidad se manifiesta en esa capacidad de ser maleables ante la adversidad, permitiendo que las dificultades nos pongan a prueba, pero no nos definan ni nos detengan.

Un árbol que crece en un acantilado, azotado por vientos constantes, desarrolla raíces profundas y un tronco robusto. Su firmeza no le permite sucumbir a la tormenta, sino fortalecerse ante ella. De igual manera, nuestra perseverancia nos ancla en nuestros objetivos, haciendo que cada desafío contribuya a nuestro crecimiento y a la solidez de nuestro carácter.