“El <strong>impulso</strong> genuino nace de la convicción interna, no de la aplauso ajeno.”

Esta reflexión pone el foco en la autenticidad de la motivación. A menudo, buscamos validación externa para sentirnos impulsados. Sin embargo, la verdadera energía proviene de una fuente interna, de la fe en uno mismo y en sus propias decisiones.

Considera la fuerza de un árbol cuyas raíces están profundamente ancladas en la tierra. No necesita que nadie le diga que crezca; su crecimiento es intrínseco. Tu ánimo diario debe ser así, arraigado en tu propia convicción. Deja que la inspiración más poderosa sea la que emana de tu propio corazón.