“El <strong>estímulo</strong> no es un gran estruendo, sino la suave melodía de la persistencia.”

Esta frase nos aleja de la idea de que la motivación debe ser siempre explosiva o dramática. A menudo, el verdadero motor de nuestros avances reside en la constancia, en esos pequeños actos de energía que mantenemos día tras día.

Piensa en el sonido de la lluvia cayendo sobre un techo. No es un estruendo, pero su repetición constante puede ser relajante y significativa. Así es tu impulso diario. Permite que la suave melodía de la persistencia te guíe. Tu ánimo se fortalece con cada nota tocada con convicción.