
“El mañana se construye con los cimientos del hoy.”
No esperes a que las condiciones sean perfectas para empezar a edificar tu futuro. El impulso para la grandeza se encuentra en la acción diligente de cada jornada.
Considera la edificación de una catedral. Se levanta piedra a piedra, día tras día. Cada bloque añadido, por humilde que sea, contribuye a la magnificencia final. Este es tu aliento constructivo.
Invierte tu energía en las tareas presentes, sabiendo que estás sentando las bases para un mañana más sólido y prometedor. Tu estímulo es la visión a largo plazo.