“Cada paso, por diminuto que parezca, es una nota en la sinfonía de tu avance; ignora el silencio de la inercia y escucha la melodía del progreso.”

A veces nos paralizamos al contemplar la magnitud de una meta. Sin embargo, esta frase nos recuerda que la inspiración se encuentra en el propio acto de movernos, en la suma de pequeñas acciones que, juntas, componen una obra musical.

Piensa en ello como construir una catedral: nadie levanta una bóveda de un solo golpe. Son incontables los ladrillos, las horas de trabajo, los momentos de fatiga superada. Cada adoquín colocado, cada arco erigido, es una nota que resuena en la majestuosa sinfonía de la construcción.

Es un llamado a encontrar el estímulo en el proceso, a celebrar cada conquista, por pequeña que sea, y a entender que la verdadera energía se genera al perseverar, ignorando el murmullo de la duda y sintonizando con el ritmo de nuestro propio crecimiento.