“Deja que la gratitud sea el aceite que lubrique los engranajes de tu día.”

Deja que la gratitud sea el aceite que lubrique los engranajes de tu día. Un día sin gratitud es como una máquina con fricción, donde cada movimiento se siente forzado. La gratitud, en cambio, suaviza la marcha, permitiendo que todo fluya con mayor armonía.

La inspiración se halla en apreciar lo que tenemos. Este aliento diario, al enfocarnos en lo positivo, libera una energía revitalizante. Nos da el ánimo para afrontar las tareas con una disposición más ligera y agradecida.