“La autocompasión es el bálsamo que restaura tu ímpetu.”
Sé amable contigo mismo en tus procesos. La autocrítica feroz puede agotar tu energía y mermar tu voluntad. La autocompasión te permite recuperarte de los deslices y mantener el rumbo con una perspectiva más saludable.
Imagina que eres un jardinero cuidando tus plantas. Si una hoja se marchita, no arrancas toda la planta. La cuidas, la riegas, le das luz. Trátate a ti mismo con esa misma ternura. Ese es el aliento que necesitas para seguir adelante.