“La chispa inicial es el coraje, la llama constante es la disciplina.”

Hay un momento de valentía que enciende el deseo, pero es la constancia metódica la que mantiene vivo el fuego. Imagina una antorcha olímpica: el primer portador tiene la valentía de encenderla, pero son todos los que la siguen, cada uno con su propio relevo, quienes aseguran que la llama siga ardiendo a través de la distancia.

Hoy, el ánimo para empezar puede surgir de un impulso repentino, pero para mantener el rumbo, necesitas la disciplina, esa fuerza interna que te impulsa a continuar, incluso cuando la motivación inicial flaquea.

Cultiva ambas: la audacia para comenzar y la perseverancia para seguir adelante, asegurando que tu fuego interior nunca se extinga, alimentando tu jornada día tras día.