“No esperes la inspiración perfecta; créala con el simple acto de comenzar.”

La inspiración a menudo llega mientras te mueves, no mientras esperas pasivamente. Si buscas el momento ideal para actuar, podrías esperar eternamente. El verdadero estímulo nace del coraje de dar el primer paso, de empezar aunque no tengas todas las respuestas.

Este aliento celebra la acción como catalizador. Imagina que tu día es un lienzo en blanco. En lugar de esperar la musa perfecta, toma el pincel y empieza a trazar líneas, a mezclar colores. La propia acción generará la visión y la motivación que buscas. Permite que este impulso te libere de la parálisis por análisis.