“No busques la tormenta perfecta, sino la fortaleza para bailar bajo la lluvia que te toque.”

Esta metáfora sugiere que la motivación diaria no depende de que las circunstancias sean ideales, sino de nuestra capacidad de adaptación y resiliencia.

Piensa en la vida como una danza, a veces bajo un sol radiante, otras bajo un aguacero inesperado. En lugar de esperar el clima perfecto, el verdadero impulso se encuentra en aprender a moverte con gracia y energía en cualquier condición.

El estímulo está en celebrar tu propia resistencia, en encontrar la música en el sonido de la lluvia y hacer de cada momento, sea cual sea, una oportunidad para expresarte.