“Conviértete en el arquitecto de tu propio estímulo cotidiano.”

Nadie más puede infundirte la fuerza que necesitas. La motivación diaria es un jardín que debes cultivar tú mismo, regándolo con pensamientos positivos y acciones intencionadas.

Imagina que cada tarea, por trivial que parezca, es un ladrillo más en la construcción de tu destino. Siente la satisfacción de colocarlo firmemente, sabiendo que contribuye a la fortaleza general de tu edificio vital.