
“La acción, por mínima que sea, disipa la inercia.”
Como una pequeña gota de agua que inicia una onda en un estanque quieto, tu primera acción tiene el poder de desatar una cadena de movimiento. No esperes el momento perfecto, ni la motivación abrumadora. Da ese primer paso, por insignificante que parezca, y observa cómo la inercia se desvanece, reemplazada por el impulso.