“Cada paso, por pequeño que sea, es un latido más hacia tu victoria.”

Aquí, el énfasis está en la importancia del progreso constante, sin importar su magnitud. Cada acción, cada esfuerzo, contribuye a un objetivo mayor, como un corazón que late para mantenernos vivos.

Considera la construcción de una gran catedral. No se erige en un día, sino con innumerables ladrillos colocados uno sobre otro. De igual forma, tus pequeños triunfos diarios, como una sonrisa compartida o una tarea completada, son los ladrillos de tus grandes conquistas.

No subestimes el poder de la perseverancia. Cada latido es un avance, un paso más firme en tu travesía.