“El fuego interior no se apaga, se aviva con la acción; cada pequeño paso es la leña que nutre tu llama.”

Piensa en esa chispa inicial, ese impulso que te hizo empezar algo. Esa chispa no es efímera; es una brasa latente. Para que se convierta en un fuego que ilumine tu camino, necesita ser alimentada. ¿Y qué es esa leña? Son las pequeñas acciones, los esfuerzos continuos, incluso cuando el cansancio o la duda intentan apagarla. Cada tarea completada, por mínima que sea, es una astilla que aviva tu energía y te impulsa hacia adelante.