“El verdadero viaje comienza cuando el miedo se convierte en tu copiloto, no en tu conductor.”

La valentía no es la ausencia de temor, sino la decisión de seguir adelante a pesar de él. El aliento para enfrentar lo desconocido reside en esta comprensión.

Imagina que el miedo es un pasajero en tu vehículo. Puedes dejar que tome el volante y te dirija hacia la inacción, o puedes invitarlo a sentarse a tu lado, reconociendo su presencia pero manteniendo tú el control. Su compañía puede, de hecho, agudizar tus sentidos y prepararte mejor para el camino. El impulso reside en la conducción consciente.