“Despierta con la chispa que enciende tu rumbo, no con el eco de lo que fue.”

La vida no es un espejo retrovisor; es un parabrisas amplio que nos muestra el camino por delante. El impulso nace al dirigir nuestra mirada hacia el horizonte, hacia las posibilidades que aún no han florecido. Dejar atrás las sombras del ayer es fundamental para abrazar la claridad del presente.

Imagina que tu mente es un faro. ¿Quieres que su luz ilumine los naufragios pasados o que guíe a los barcos hacia puertos seguros? El estímulo diario reside en elegir conscientemente hacia dónde dirigir tu atención. Cada pensamiento de avance, cada acción orientada al futuro, es una onda luminosa que disipa la neblina de las experiencias anteriores, encendiendo la propia guía.