“La alegría es el sol que, a pesar de las nubes pasajeras, siempre reside en el horizonte de tu espíritu.”

Piensa en tu espíritu como un cielo eterno. Las nubes, que representan los desafíos y las tristezas, son temporales y siempre se mueven. La alegría es ese sol intrínseco, esa luz que, aunque pueda ser velada momentáneamente, nunca desaparece. Cultivar esta conciencia de la presencia constante de la alegría, incluso en los días grises, nos permite esperar pacientemente a que las nubes se disipen, sabiendo que la luz siempre está ahí, lista para volver a brillar.